Las tierras caídas volverán a levantarse, repobladas las ramas de savia y las raíces de barro, porque nunca fuimos creados, serán nuevamente, y porque viva está la simiente, de vuelta en su núcleo omnipresente, tragada a sí misma y pronta a bisada proyectarse.
Desde dentro hacia fuera, implotando primero negra como el sol, blancos pétalos de loto luego surcarán por las verdes llanuras de la antigua, de la infinita Atlántida, y rojos los hombres se levantarán en el nuevo amanecer.
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