Tengo clavado en la garganta un pedazo de rabo con olor a culo que emana
de los postreros fracasos, lo muerdo como vaca y me sangra como vena
partida por el cincel del soldado romano. Tengo ocho rabos más esperando a ser
devorados, en el pie un ancla oxidada bajo los mares y las montañas, tengo tiras
y tiras de papeles sin redactar.
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